Para pasarlo bien, para estrechar relaciones entre personas adultas y niños y niñas, para desarrollar el mundo interior, para liberar la imaginación, para trabajar la expresión oral, para parar y salir del ritmo frenético de cada día… es una actividad simple, pero que hay que cuidarla.
El espacio, el tiempo y la presencia son fundamentales. Pero las prisas del día a día no lo permiten y hacemos complicado lo que en realidad debería de ser simple. Se nos ha vuelto muy dificil crear un ambiente de conexión entre peques y adultos.
Necesitamos un espacio de silencio, tranquilo, sin ruidos, sin sobrecarga de imágenes, sin sobreestímulos.
Necesitamos ofrecer un tiempo de presencia de calidad como regalo.
Necesitamos tener presencia, estar junto a ellas y ellos con los 5 sentidos puestos en ello.
En la era de las nuevas tecnologías, la lectura es cada vez más importante. El cuento, la literatura infantil, es una herramienta de viaje interior. El niño o niña tiene necesidad de introspección y cuando le contamos y le leemos algo hace un viaje con la cabeza y con el corazón. Para ello debe mirar en su interior a través de la fantasía, la imaginación y las emociones, y encontrarse con su yo interior y sus sentimientos. La literatura infantil debe emocionar, influir en los sentimientos, hacer disfrutar, y ayudar a comprender situaciones que no se entienden en la realidad, explicar conflictos…
La forma más cómoda y segura de contar cuentos para los adultos puede ser un libro. Sin embargo, los relatos sin libros también son muy propicios. En lugar de contar un cuento, explicar una vivencia, una historia, una costumbre o una anécdota de una época de la persona adulta es muy enriquecedor y ayuda a crear su propia base emocional.
Démosles pues momentos de amor para que se emocionen a nuestro lado con infinitas historias que nos rodean.
Fuente: Ipuinezko zilbor heste bat (Berria, 2019)
Pello Añorga (cuentacuentos) y Juan Carlos Alonso (Psicólogo y experto en cuentos)
